Estudios han demostrado que existe una conexión biológica entre generosidad y felicidad. Para los niños, ese vínculo es muy importante. Se identificó que los niños que hacen voluntariado obtienen mejores resultados escolares y son menos propensos a comportamientos negativos. También se ha demostrado que las personas que dan una mano a otros suelen estar más sanas y que estos beneficios aumentan si aprenden a ser caritativas a una edad más temprana.
La buena noticia es que la generosidad y la solidaridad pueden cultivarse. He aquí algunas ideas para enseñar a sus hijos la alegría de dar en esta temporada navideña:
Para que los niños entiendan por qué es bueno dar, hay que hablarles de ello. Según un estudio, los niños cuyos padres hablan con ellos sobre donar tienen un 20% más de probabilidades de hacer donaciones que los niños cuyos padres no hablan de ello. Habla a tus hijos de organizaciones y personas a las que apoyan, y del impacto que sus donaciones tienen en los demás.
Se puede reforzar la generosidad felicitando a tu hijo cuando se muestra generoso. Ej: ¡Qué amable has sido al compartir tus galletas con tu amiga! Y destaca la generosidad de los demás. Ej: Se dañó la puerta principal de la vecina, ¿No es maravilloso que papá le ayude a arreglar para que pueda salir?
No basta con decirles que dar es importante. Para que la generosidad se arraigue en sus vidas, también tienen que experimentarla ellos mismos, aunque sea a pequeña escala. Ej: Hoy hace mucho calor. ¿Y si le ofrecemos al guardia del edificio una botella de agua fría? Y, a medida que tus hijos crezcan, ayúdales a encontrar más oportunidades para dar.
Anima a tus hijos a destinar una parte de su mesada a obras benéficas. Para que le resulte más fácil, etiqueta tres pequeños recipientes o tres sobres con las palabras “ahorrar”, “gastar” y “donar”, y ayúdales a decidir cuánto poner en cada uno. Considera la posibilidad de aumentar lo que ponen con un incentivo de tu parte. Ej: Por cada dólar que pongas en tu sobre de donaciones, yo pondré uno más. Luego, cuando tu hijo haya reservado cierta cantidad, déjale decidir cómo donar ese dinero.
Ayuda a tus hijos a convertirse en buenos ciudadanos relacionando los intereses y talentos de tu hijo con las necesidades de su propia comunidad. Ej: ¿A tu hijo le gustan los perros? Prepara una cesta con juguetes para perros y llévala al refugio de animales de tu ciudad.
Ej: ¿Tu hijo es un apasionado de la sostenibilidad? Trabajen juntos como voluntarios en un huerto comunitario o participen en un programa de reforestación.
Busca formas de ayudar a tus hijos a experimentar la alegría de dar durante todo el año. Ej: Hornea una bandeja extra de galletas para la familia vecina o deja que tu hijo elija un alimento cada vez que vaya a comprar y que lo guarde en casa. Cuando tengan una bolsa llena, lleva a tu hijo a una organización que trabaje con personas vulnerables para que haga su donación. Cuantas más experiencias proporciones a tus hijos para hacer el bien, más probabilidades habrá de que se conviertan en adultos caritativos.
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