Autora: Lourdes Hernández
Una de las actividades en las que más tiempo invertimos es en el trabajo.
De los 18 a los 65 años más o menos, dedicamos ocho horas diarias al trabajo. Se trata de una relación total con nuestra vida.
Dar un significado o un propósito a tu trabajo lo vuelve más intenso y digno de vivir.
Significado del trabajo:
¿Qué más le puedo dar a mi cliente? ¿Qué más puedo ofrecer en mi trabajo? ¿Cómo impulso más a la empresa? A veces los clientes quieren solo vivir una buena experiencia.
Si vendes focos, das iluminación.
Si trabajas en un call center, eres solucionador de problemas, das alegrías.
Encuentra un propósito que te haga trascender a niveles superiores.
Sentimiento y enfoque del trabajo:
¿Cómo me siento desempeñando esta función? ¿Entusiasmado o siento que es una carga? ¿Veo a cada cliente como otra pesadez? ¿Pienso que cada hora será más larga?
¿Hacia dónde va tu atención? Nos sacamos el aire, pero no hacemos nada concreto. Perdemos mucho tiempo en cosas irrelevantes.
Podemos llenar de carga positiva a nuestro trabajo. No verlo como una obligación.
La frase: “El trabajo es tan malo que hasta nos pagan por hacerlo”, tiene una connotación negativa. Debería ser: “Me gusta mucho mi trabajo y además me pagan por hacerlo”.
Recuerda que tú eliges ser contratado. Tú eliges esa empresa.
Nadie te obligó.
De ti depende si lo sufres o lo disfrutas cada día.
Así no sea el trabajo de tus sueños, entrega tu mente y tu corazón al servicio que das. Así sea algo repetitivo, hazlo con actitud abierta y positiva, pues la actitud se percibe.
Busca la forma de tener momentos agradables en tu trabajo; descansos, música agradable, coffee breaks, investigar más.
Perder el trabajo
Las personas que no tiene trabajo están afectadas financiera y emocionalmente.
El despido y el rechazo en la búsqueda del nuevo empleo, hieren los sentimientos.
“Yo caí en depresión cuando perdí mi trabajo” – dice Memo Osuna. Estuve seis meses desempleado.
Lo malo es que relacionamos el trabajo con nuestro valor personal.
Según Memo, él no había salido a vacaciones en 14 años y de pronto se vio con todo el tiempo libre, sin tener en qué ocuparlo.
Esa dedicación exagerada al trabajo fue negativa porque debió hacer uso del derecho a descansar, que no sólo es legal, sino recomendable para la salud.
Quien ha perdido el trabajo lo valora, lo cual es bueno. En adelante, lo va a cuidar.
El trabajo incluye un valor financiero:
- Para el colaborador: su sueldo. En tu entrevista es momento de negociar las prestaciones que vas a recibir a cambio de tu trabajo. Recibirás el salario cada quincena, será mensual, hay comisiones, hay bonos. Tienes que averiguar todo.
- Para la empresa: utilidades. Cómo tu labor diaria ayuda a que la empresa produzca ganancias. Si no las produce está en peligro de cerrar. Es como si fuera una orquesta en que cada uno tiene una partitura y un instrumento que compone una música bella. No solo es ir y sentarme. ¿Qué haces para generar dinero a la empresa? Si no lo haces, tu propio empleo está en peligro. Debe ser un ganar-ganar. El empresario pone la logística, los medios, para que tú trabajes, ¿qué pones tú?
- Para el país: beneficios sociales y económicos. Nuestro trabajo da riqueza al país, con impuestos, con productividad.
Además, puedes ir ascendiendo, aprendiendo más, recibiendo mejor paga, que la empresa crezca, etc.
Imagínate una ciudad donde todo el mundo trabaje con entusiasmo, productividad, pasión, transparencia. Podría disminuir la delincuencia, las adicciones, la pobreza. Es un medio de servir, no solo de llevar a mi casa el sustento.
El trabajo va de la mano con otros valores como: puntualidad, actitud positiva, laboriosidad, creatividad, generosidad, servicio, entrega.
La idea es que llegues a tu casa diciendo: ¡hoy di lo mejor de mí!
Fuente: Paola Álvarez, @mejoratugente